Es la aplicación de
conocimientos, habilidades herramientas y técnicas, a las actividades de un
proyecto a fin de satisfacer los requerimientos del mismo. Su gestión
puede hacerse a través de una oficina de proyectos, la cual facilita la toma de
decisiones.
Es una estrategia muy usada
por empresas e instituciones para alcanzar objetivos en un tiempo
predeterminado. También puede utilizarse para objetivos individuales.
La administración por
proyectos la utilizan las empresas públicas, privadas y del sector social,
cuando se tiene una tarea o proceso específico a realizar. En ocasiones se
contrata a terceros para realizar tareas que las empresas por sus
características propias no desean realizar. Por necesidades propias del
servicio de una empresa asigna proyectos a otras, evitando así la contratación
de más personal. En México, este
proceso, denominado outsourcing, fue aprobado en la Ley Federal del Trabajo. Esta ley faculta a las
empresas a la subcontratación. Anteriormente ya existía el outsourcing en la
práctica, no estaba expresamente autorizado por la ley.
La administración de
proyectos es muy útil para las empresas porque pueden definir objetivos,
asignar recursos y personal para lograr objetivos en un tiempo predeterminado.
En muchas ocasiones es preferible contratar personas o empresas externas a una
institución para realizar un proyecto.
Objetivos
claros
La definición clara de lo
que se pretende lograr es, por supuesto, la primera tarea. Tanto para la
institución dueña del proyecto, como para la empresa o persona que lo va a
desarrollar. Aquel que no tiene claros sus objetivos muy pronto llegará a
ninguna parte.
Definición
de los recursos para el proyecto
Una vez que se tengan los
objetivos a alcanzar y el líder del proyecto, se deben de definir los recursos
humanos, económicos y materiales necesarios para alcanzar los fines
establecidos. Esta planeación debe ser flexible, porque siempre se encontrarán
imponderables que resolver.
Acciones
con las personas
En todo proyecto las
personas son muy importantes. Trate de identificar desde un principio las
personas más adecuadas, y rechace a las que no convienen. Tome en cuenta el
dicho que utiliza la gente del campo, que con mucha sabiduría señala
que Gallina que no da huevos, al caldo. Una vez seleccionado el personal
hay que poner manos a la obra.


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